
Te noto algo triste y no estoy ahí para darte una palabra de aliento, porque mi orgullo no me lo permite, porque mi corazón no quiere volver a confundirte. Y no estoy ahí, no. No sabes cuánto desearía estarlo.
Hoy no he de llorar, ¿Sabes? Estas lágrimas que hoy guardo son para ti. Para llorar contigo cuando sienta rozar tu piel con mi piel, cuando me des aquel beso que tanto anhelo recibir. Lágrimas de felicidad, sólo para ti.
Quiero que sepas que yo me encuentro bien, que he dejado de llorar por ti, pero que la tristeza aún no se ha ido. Quiero que sientas que todavía no he dejado de amarte y que he de aquí esperándote como lo he prometido. Pero a pesar de todo sigo en pie... sin ti.
Me pone bien saber que te han de sacar miles de sonrisas. Envidio no ser yo la que lo haga. No obstante, estoy aquí, lejos, pero a la vez presente para poder saber que eres feliz. Simplemente con eso me alcanza.
Aprendí que la vida tiene cosas lindas, y en una de esas cosas lindas entras tu, y me alegro tanto de saber que sé que en alguna otra parte del mundo eres feliz. Y hoy comprendo que he sido demasiado egoísta en mi vida, y por ese motivo quiero que sepas que eres la primera persona la cual hoy me atrevo a soltar. No por mi, sino por ti.
Perdona mi silencio, amor. Perdóname por amarte de esta manera loca y por ser yo la que hoy te suelta la mano. Sólo pido que no me olvides, sabes que regresaré... Porque tu eres el que tiene mi corazón, hoy, mañana, y siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario