Preguntame porqué te quiero tanto. Sólo mírame a la cara e intenta acorralarme con preguntas que sabes que tendrán respuestas. Mírame a los ojos y pregúntame sin vueltas qué es lo que más me gusta de ti.
Anda, sólo acércate y pregunta todo aquello que tus ojos gritan cada vez que me ven.
Juro que no tendré miedo al responder. Sólo tómame con fuerzas, apriétame bien fuerte y no me sueltes hasta que no consigas respuestas. ¿No ves que eso es lo que quiero?
Insísteme una y otra vez hasta sacarme sonrisas, de esas que tanto te debilitan. Juro que no me iré.
Grítame con fuerzas, con amor, con ganas de saber mis sentimientos. Responderé sin más vueltas, lo juro.
Hazme cosquillas así encuentras respuestas acertadas, sabes que me encantan.
Mantén la calma y vuelve a preguntar. Sabes que te responderé enseguida. Sólo pregunta porqué me encuentro perdida en tu mirada cada vez que me hablas. No te detengas hasta no sacar una lágrima de alegría. De esas que suelen salirnos cada vez que morimos a carcajadas.
Abrázame fuerte y hazme sentir tus ganas de besarme. Muérdete el labio y con una sonrisa, de esas que sabes que me pueden, hazme sentir bonita sólo para convencerme a que responda. Sabes que caeré a tus pies.
Acaríciame suavemente ya cuando estés frustrado de tratar sacarme respuestas. Y en el último intento por querer escucharme, bésame. Con una sonrisa juro que responderé que es porque TE AMO.
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