¿Por qué será que cuando nos gusta una persona nos ponemos en ESE
estado? Sí, ese estado de constante estupidez, en donde el cerebro
parece hecho de algodón de azúcar. Cada vez que te lo encontrás
conectado, felicidad. Cada vez que te llega un mensajito, felicidad. Te
acordás de algo que te dijo, sonreís. Te acordás de cómo se ríe,
suspiras. Estás todo el tiempo pensando en cómo podes hacer para
sugerirle verse sin que suene realmente a que lo querés ver. Porque
querés que se te note pero no tanto. Suficiente con que cuando estás con
el perdés el control de tus extremidades y sos la persona más torpe del
mundo. Te caes, tirás todo, te chorreas con helado. Nunca ser sexy y
glamorosa. Jamás, es demasiado pedir si suficiente esfuerzo estás
haciendo para no hiperventilar adelante del pobre chico. También te
ponés extremista: o te inhibís y no decís ni una sola palabra, o te
agarra la verborragia y decís una estupidez tras otra. Te reís
demasiado, hasta de cosas que no tienen gracia, te reís tanto que hasta
te sale esa risa de chancho horrible, y ahí te querés morir. Te aparecen
tics que antes no tenías, como tocarte el pelo, comerte las uñas,
acomodarte constantemente la ropa. Le hablás hasta del perro de la tía
de la amiga de tu amiga de la primaria con tal de que se quede 5 minutos
más. Porque esas horas que cuando estudias no se te pasan más, cuando
estás con él son como nada. Tus amigas ya están hartas porque cuando no
estás hablando de él, tenés una cara de enajenada terrible, lo que
quiere decir que estás pensando en él. Te pasas horas especulando,
armando planes e imaginando escenas, que seamos realistas, están lejos
de suceder. Y lo sabes. Y aún así no te importa. Eso es lo más lindo de
todo esto, que sabes lo idiota que estás y te encanta. Sos feliz, más
feliz que nunca, estando estúpida y todo.
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