Últimamente me encuentro rodeada de mucha PAJA. Estoy en esos días en el que la pachorrez se convierte en mi mejor amiga, y las ganas de moverme desaparecen por arte de magia. Mi cuerpo no responde a mi cerebro que le manda información de que ya es hora de hacer algo. Mis piernas siempre piden diez minutos más y si es por mi le haría caso a mis pies que no quieren moverse.
Bostezando a cada rato, se me hace muy difícil no gritar: "AAA QUE PAJA QUE TENGO. ESTOY RE PAJERA", sin pensar que luego tengo que explicarle a una nena de ocho años el significado de PAJA. De más está decir que mi explicación abarca una respuesta muy simple, en la que aquella nena queda satisfecha con su nueva enseñanza. "Pajero: Señor que junta mucha paja". Y al notar esa mirada de: "AAH, YA ENTENDÍ", le sonrío amablemente para luego seguir durmiendo.
Es muy común en mi tener estos síntomas, pero estos días LA PAJA ABUNDA EN MI.
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